En los barrios de los países de América Latina
se da un problema la violencia entre las distintas pandillas y grupos de
narcotraficantes que se disputan el tráfico de armas y estupefacientes.
Dentro de este
contexto una noticia nos ha llamado la atención:
Se trata de una
iniciativa por un joven colombiano para impedir que los adolescentes de su país
acaben en las pandillas o en el narcotráfico.
En la década de los
90 en el barrio de “Manrique Oriental”
en Medellín nos cuenta este
activista, llamado Juan Pablo Patiño,
los niños no podían salir a la calle ni
a jugar al parque por el riesgo que había de tiroteos entre bandas rivales que
dejaban varios muertos a la semana. Tenían que ir de casa al colegio y del
colegio a casa a toda velocidad.
Y frente a este
escenario Juan Pablo, que se crió en ese ambiente de violencia desde muy niño,
decidió montar un colectivo alternativo de formación y enseñanza rupturista en
el que en el que se enseñan todo tipo de oficios y tareas que no se aprenden en
la escuela, hacer herramientas, tocar instrumentos y, sobre todo, formarlos y
capacitarlos para que no entren en esos grupos violentos o de narcotraficantes.
Este ejemplo de lucha
social de contra la marginación que se
vive en los barrios de Sudamérica es una tarea y un esfuerzo diario para erradicar la
violencia en los países de América Latina y un homenaje a toda la gente anónima que lucha a diario contra pobreza.
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