Actuar de una forma altruísta nos permite vivir con una
buena salud, tanto física como mental.
Entre los beneficios está la reducción de estrés, que hace
que se viva con mayor calidad de vida.
Separándolo por aspecto mental y físico, se distribuye de la
siguiente forma:
- Aspecto mental:
Produce cambios fisiológicos en el cerebro que nos hacen
alcanzar la felicidad, incluyendo disminución de estrés, estilo de vida
físicamente activo y nos distrae de nuestros problemas.
Aporta un sentido de integración y ausencia de soledad y aislamiento
el hecho de hacer voluntariado.
Así también tenemos otra perspectiva más realista,
conociendo la gente que está menos afortunada que nosotros y tomando conciencia
de ello.
Entre un gran elenco de factores, se gana confianza, control,
felicidad y optimismo.
Hay un lema muy bueno, que es que cuanto más se hace por los
demás, más se hace por uno mismo.
- Aspecto físico:
Reduce el estrés y fortalece nuestro sistema inmune.
Reduce los sentimientos negativos, como la ira, agresividad o
la hostilidad. Por eso participar en actos de generosidad contribuye a mejorar
nuestra salud.
Prolonga
nuestros años de vida.